domingo, 14 de mayo de 2017

TALLERES, MERCADO Y JOYAS. ROMA


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Foro romano
Las ciudades romanas fueron los ejes del comercio y centros de mercado, ya que concentraban las diversas producciones artesanales atendiendo las necesidades de la población urbana y rural.

Antes de Augusto, el comercio de productos procedentes de Roma a Hispania, tanto ánforas vinarias como vasijas de lujo o campaniense, fue predominante, además de las cerámicas de barniz rojo o terra sigillata. En adelante, Hispania es cada vez más productora de bienes al aprender las tendencias y maneras romanas.

El mercado local era una ventaja para la hacienda pública, ya que cobraba tasas municipales por derechos de almacenamiento, ventas o alquiles de espacio. Se celebraban mercados periódicos o nundinae cada ocho o nueve días. Pero había también mercados permanentes en el centro cívico o forum, en una zona acondicionada llamada mercatus, normalmente rodeada de tabernae, donde los artesanos y mercaderes elaboraban y vendían sus productos. Las autoridades locales tomaban el control de parte del mercado para evitar situaciones críticas de abastecimiento y perseguir los comportamientos delictivos.

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Tabernae romanas (tiendas)
Por un lado, eran los centros de consumo de la producción agrícola que procedía de las explotaciones hispanas, donde residía gran parte de la población, bien en villae rústicas o en aldeas (vici). Al mismo tiempo, estas ciudades funcionaban como importantes productoras de manufacturas. Por todo ello, la ciudad era un eje mercantil. Los oficios artesanales suelen estar documentados en urbes de la Bética (la mayor parte de Andalucía y parte de Extremadura) y la parte oriental de Tarraconense (noreste de España). Destacan centros con mayor desarrollo urbano y prosperidad económica como Corduba (Córdoba), Tarraco  (Tarragona) y Augusta Emerita (Mérida), capitales provinciales.

Otro punto importante en el ámbito laboral urbano fue la artesanía. Podemos destacar su alto nivel de especialización y la división del trabajo, aunque era frecuente que coincidieran en los oficios las funciones artesanal y comercial, debido a la producción doméstica de carácter autárquico (sistema económico en el que el Estado se abastece con sus propios recursos, evitando las importaciones).

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Ladrillo de arcilla cocida con inscripciones
Las actividades artesanales están, sobre todo, relacionadas con el consumo doméstico y ciudadano: alimentación, vestido, higiene, adorno, equipamiento de la casa y de los espacios públicos. El sector que ha dejado una abundante documentación arqueológica son las fábricas de cerámica o figlinae. La instalaciones requerían grandes cantidades de arcilla y combustibles (madera), así como la cercanía de los centros de consumo. Fabricaban materiales de construcción (tejas, ladrillos) y recipientes para el trasporte y almacenamiento de productos: ánforas de aceite, vino y garum, dolias, vasijas de mesa. Esta industria floreció en el Guadalquivir, en torno a Hispalis (Sevilla), Corduba y Andújar (Jaén), y en la Citerior destacó Tiritium (La Rioja).

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Vaso de terra sigillata hispánica, con motivo corrido de hojas polilobuladas
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Ánfora de vino cerámica a torno, técnicas de cocción oxidante y englobado
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Urna cineraria de vidrio soplado
Es, del mismo modo, muy representativo el comercio de las joyas, en el que encontramos la utilización de una gran cantidad de metales y piedras preciosas. Los romanos crearon una red sofisticada de mercado, lo que les permitió el acceso a muchos materiales exóticos. La joyería romana representaba características de valor artístico con piezas como colgantes, pulseras, brazaletes, anillos, broches y gargantillas. También otros materiales joyeros tenían connotación de arte funcional, representados por objetos como espejos, bandejas, cucharillas, vasos, copas, sillones, bastones, calzados y otras prendas de vestir. Los romanos tenían muy claro que toda pieza de oro tenía posibilidad de conservarse mejor o incluso ser reutilizada en una fundición para crear una nueva joya en el futuro. Las técnicas como el repujado, el grabado y la estampación eran casi únicas en las creaciones de la joyería romana. Utilizaban del mismo modo la filigrana, que consistía en soldar finos hilos de metal junto con esferas y otras piedras preciosas. Estas tenían un gran valor y se les atribuía propiedades mágicas o de amuleto. Las más usadas eran los diamantes, zafiros, topacios y esmeraldas.

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Anillo de oro y crisolita, técnicas de cincelado, engastado y laminado
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Pendientes de oro, aljófar y pasta vítrea, técnica: engarzado
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Collar de perlas, malaquita y oro, técnica: engarzado

Sin embargo, el sector con más testimonios escritos es el textil. Muchos de los talleres eran negocios familiares con una notable presencia femenina. La lana y el lino fueron las materias primas más usadas. También había sarcinatrices o costureras, y centonarii, que fabricaban piezas bastas de tela hechas con retales. La limpieza y teñido eran realizadas en los talleres de las fullonicae, los cuales se dedicaban a lavar, planchar los paños y al acabado de prendas de lana; en las tinctoriae se coloreaban los paños, un trabajo hecho por especialistas como los purpurarii, dedicados a teñir de púrpura.

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Técnica de tejido (Esta imagen no pertenece al MAN)
Además, en la ciudad se desarrollan transacciones comerciales para las que se utiliza la nueva moneda. La moneda romana durante la mayor parte de la República romana y la mitad del Imperio romano consistió en las siguientes variantes: el áureo (oro), el denario (plata), el sestercio (bronce), el dupondio (bronce también) y el as (cobre). Estas monedas se usaron desde mediados del silo III a. C. hasta mediados del sigle III a. C. Aún se aceptaban como pago el imperial griego en territorios de influencia griega, incluso aunque en estas regiones se acuñasen monedas propias de plata como las monedas provinciales. La primera moneda fue la libra de cobre y después vinieron las monedas de plata, denarios y sestercios. El comercio tendió al uso del sistema monetario basado en el áureo, aunque circulaba la plata y había una relación de valor oro-plata fijada legalmente. Pero la moneda efectiva era la plata.

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Molde de arcilla para la fabricación de monedas
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Dinero tradicional de fundición de bronce en bruto


Ana Hidalgo Serrano, 2º de Bachillerato de Humanidades, I.E.S. "Alpajés". Aranjuez

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